El autocontrol es una destreza que le permite al niño suprimir comportamientos indeseables, inapropiados y actuar de maneras socialmente aceptables. Nos permite “decidir” cómo actuar y escoger un buen curso de acción. No se nace con autocontrol, es una “destreza aprendida”.
Los niños aprenden autocontrol durante los años preescolares y la enseñanza básica. Sin embargo, aunque con más dificultad, los adolescentes y los adultos también pueden aprenderlo. Aprender cuándo hablar y cuándo mantenerse callado, cuándo correr y cuándo sentarse, es parte fundamental del desarrollo y maduración social.
Cuando los niños son pequeños, entre los 2 y 3 años pueden agredir a otros o gritar cuando están frustrados, sin embargo se espera que con el tiempo los mensajes repetidos de parte de padres cariñosos les enseñen a cambiar su comportamiento, disminuyan las pataletas y manejen la frustración de otra manera.
Los niños pueden aprender el autocontrol a través de la imitación, observando a otros niños y adultos, si ven a alguien mayor manejando la frustración diciendo: “ah, me equivoqué” y volviendo a intentar lo que estaban haciendo, ellos pueden imitar el modo y la actitud con que la persona maneja los problemas, e incorporar un modelo social de manejo de la frustración. Sin embargo, a veces los niños requieren recibir un entrenamiento dirigido, cuando por distintas causas no aprenden muy bien observando a otros. En estos casos, es necesario enseñarles a través de la enseñanza directa junto al uso de recompensas y consecuencias, para instalar el aprendizaje.
Enseñarle a un niño a proponerse y trabajar por una meta propia, puede ser el aprendizaje más importante de su vida, ya que esto estimulará su auto imagen de ser capaz, y le permitirá vivenciar emociones que lo harán fuerte para enfrentar nuevos desafíos. Recuerde que los niños siempre quieren complacer a sus padres, profesores y compañeros, comportándose de maneras aceptables (aunque a veces aparentemente tengan una actitud o apariencia muy indiferente, ya sea por rebeldía o descontrol).
Si va a enseñar a un niño a luchar por una meta estas deben ser apropiadas a su edad y nivel o etapa de aprendizaje en que se encuentra en relación a lo que usted le quiera enseñar. Asegúrese que el niño coopere, discutiendo las metas con él. Anímelo a participar con usted en un proyecto para mejorar su comportamiento de manera concreta. Trate una meta sencilla primero, y seleccione una en la cual el niño tenga mucha probabilidad de tener éxito. Luego, cuando las logre en el tiempo puede proponer otras metas.
Algunos ejemplos de metas para las diferentes edades:
- 5 años: no interrumpir; pedir las cosas sin llorar; ir al baño solo; dormir en su cama; comer sin alegar; cepillarse los dientes; compartir.
- 6 años: pedir las cosas con buenos modales; esperar el turno; hacer su mochila; vestirse solo; reconocer un error; intentar las cosas nuevamente cuando no resultan.
- 7 años: irse a dormir; alejarse cuando el otro está peleando; ordenar su mochila; hacer las tareas con una buena actitud; dar las gracias; bañarse solo; reconocer cuando siente celos.
- 9 años: comenzar sus tareas a una hora fija; esforzarse por lograr sus metas. Pelear menos con sus hermanos; cuando algo le molesta decirlo con palabras en vez de golpes o gritos; llegar a tiempo a la mesa para comer; decir la verdad; ser agradecido.
Algunas ayudas para enseñar el autocontrol pueden ser:
Tomar un descanso: Disminuya las peleas y evite las agresiones animando al niño a que tome un descanso, por ejemplo alejarse del hermano o compañero antes de que comience una pelea, jugar con otra cosa que el compañero no esté ocupando.
Establecer horas fijas para las cosas más importantes de la jornada: tales como estudiar; hacer las tareas más importantes al inicio; ir a la cama o comer. Haga acuerdos de una hora fija para cenar o para ir a dormir y avísele al niño 10 minutos antes que llegue ese momento.
Enseñar y proveer atención:
- Enseñe al niño a no interrumpir y a esperar el momento oportuno para hablar, es decir, cuando los demás no estén hablando para participar en la conversación.
- Enséñele a mirar a los ojos y a fijarse en los detalles del lenguaje no verbal que indican que es momento para hablar. Por ejemplo, cuando hay una pausa en la conversación. Es importante ofrecerle al niño suficiente atención para que él no esté impaciente.
- No lo haga esperar por periodos prolongados y cumpla su palabra cuando le dice “más tarde”.
- Puede hacerlo repetir lo que le dijo o comentó otro que habló cuando fue su turno, para chequear, incentivar y reforzarlo a estar atento a los comentarios de los otros.
Use recompensas:
- La recompensa permite aprender el valor de esforzarse por una meta. No es una manipulación si es bien planteada y si usted está atento a las necesidades emocionales del niño y si no es usada caprichosamente según el estado de ánimo del adulto.
- Discuta con el niño las recompensas de antemano. Los elogios y la atención son recompensas importantes. Para los niños el tiempo a solas con un padre es una buena recompensa, o el elogio acerca de la conducta positiva que haya presentado en la jornada a través de la libreta.
- Es importante obtener la cooperación del niño, dejar en claro cuál es el cambio deseado y recompensar al niño inmediatamente después de que el éxito ocurra.
- Cumpla siempre lo que promete. No se comprometa a algo que no va a cumplir. Evite decepcionar al niño.
- No quite la recompensa si el niño logró lo que acordaron aunque se haya equivocado en otra cosa.
En Crecer Bien contamos con talleres de autocontrol para ayudarles a desarrollar esta habilidad cuando el niño presenta indicadores de dificultades en algún área como casa o colegio. También realizamos orientación a los padres sobre estrategias de manejo para niños con tendencias impulsivas y problemas de conducta.
Isabel Velásquez Navarro, Psicóloga Infanto – Juvenil, Crecer Bien
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